martes, 2 de abril de 2019

En defensa de la Educación Especial

"Cedo mi palabra y mi voz"


Carta de padres del colegio de educación especial A La Par Niño Jesús del Remedio


A veces pienso qué habrá dentro de la cabeza de mi hijo, cómo fluirán y se ordenarán sus pensamientos e imagino que en su cabeza tal vez no gobierne el caos, se exprese mejor que en la realidad y tal vez pueda pensar algo como lo que viene a continuación:

Cedo mi palabra y mi voz:

- a mis padres porque ellos me quieren y saben qué opción de colegio es el mejor para mí. ¿acaso no piensan todos los padres siempre en un buen colegio para sus hijos? Los míos también.


-a mis profesores de educación especial porque eligieron esta opción por vocación y su reto es conseguir potenciar mi autonomía ,mi autoestima y todo aquello a lo que pueda llegar , siempre con paciencia, reajustando constantemente los objetivos a cumplir. Mis asignaturas van desde atarme los cordones a poder andar en metro sólo o relacionarme correctamente con mis compañeros.
¿acaso voy a estar más incluido si aprendo a resolver problemas de física en un instituto ordinario?



-a mi logopeda, psicoterapeuta, fisioterapeuta y trabajadores sociales porque ellos son experiencia y profesionalidad, allí donde mis padres no pueden en ocasiones llegar y necesitan su ayuda.

¿acaso si a su hijo le duele el brazo, lo lleva al traumatólogo o al oculista?


-A aquellos directores de colegios de educación especial e instituciones dedicadas a la discapacidad que piensan que podemos incorporarnos a la vida laboral con nuestras capacidades, ofreciendo formación constante y oportunidades para ser y sentirnos útiles.


- a aquellos que pensaron que yo también puedo y quiero hacer deporte y competir con otros jugadores en igual de condiciones.

¿Acaso no hay niveles y categorías en todos los deportes y estudios artísticos? Entre iguales mejoramos y crecemos con la competición.


Cedo mi voz y mi palabra porque me expreso con dificultad pero no estoy dispuesto a ceder mis sentimientos cuando entre iguales he conseguido un grupo de amigos en mi colegio, cuando entreno con otros chicos con discapacidad y somos campeones en la liga, cuando me relaciono por primera vez de tú a tú con una chica y tal vez pueda tener una novia como cualquier joven de mi edad, cuando me invitan a un cumpleaños, cuando voy al metro por primera vez y no me pierdo y recuerdo como un pasado remoto cuando en la escuela ordinaria se acababan los cumpleaños, y las chicas me miraban raro y no podía jugar al fútbol porque todos eran infinitamente más fuertes y mejores que yo, cuando me sacaban del aula con la PT y me pasaba horas con ella, cuando salía al recreo y no hablaba con nadie.
¿Es esto la inclusión en el colegio ordinario?

No quiero volver a vivir eso porque yo también cuento y cuento como persona en la sociedad y no como alumno de inclusión en un instituto en donde por muchos apoyos y recursos que pongan a mi disposición yo soy el tope de mí mismo. Porque habrá cosas que nunca llegaré a conseguir pero aquellas pocas o muchas que pueda, dejen que me ayuden a conseguirlas en el sitio más adecuado para ello.
¿acaso van a poner recursos y apoyos al resto de alumnos del instituto para que me inviten a un cumple o me dejan salir en pandilla con ellos?
Si quieren inclusión, hagámoslo, pero al revés, que vengan los alumnos de la escuela ordinaria a nuestro colegio, les invitamos, también adaptamos sus itinerarios curriculares y van a estar plenamente integrados, se lo aseguro.
¿Acaso algún padre estará dispuesto a ello? Pues es lo mismo entre nuestros padres. No somos objeto de ningún experimento político-social.
Aquí tengo compañeros, me siento protegido , cuidado y ayudado , las actividades extraescolares están adaptadas, tenemos viaje fin de curso y hasta programa Erasmus de intercambio con dos países, los compañeros de conductas más problemáticas son ayudados y respaldados, hay un equipo detrás de ellos, su medicación no es un problema. Somos 7/8 en la clase y me entero mucho mejor que si somos 25, maduramos como persona, los aprendizajes son personales no sólo curriculares. Vamos siempre contentos al colegio y no hay absentismo. Sería una pena que otros jóvenes con DI no pudieran aprender lo que yo estoy aprendiendo.
Les ruego que piensen solo un segundo a quién beneficia esta campaña de acoso contra nosotros, jóvenes con DI y nuestro colegio de educación especial.