Mucho
se está hablando últimamente en multitud de medios y por diversos
colectivos de promover, fomentar e inculcar la denominada “educación
inclusiva”.
Según
la UNESCO la educación inclusiva se define como “el
proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades
de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el
aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la
exclusión en la educación”.
Y
especifica que “la educación inclusiva significa que
todos los niño/as y jóvenes, con y sin discapacidad o dificultades,
aprenden juntos en las diversas instituciones educativas regulares
(preescolar, colegio/escuela, post secundaria y universidades) con un
área de soportes apropiada”.
Escuchamos
a multitud de profesionales, entidades, asociaciones y políticos
defender este tipo de educación como lo mejor que puede haber y de
esta forma ofrecer las mismas oportunidades a todos por igual
reduciendo la exclusión al mínimo o por completo.
Nosotros,
padres y madres de alumnos del Colegio de Educación Especial Niño
Jesús del Remedio, no somos juristas, ni pedagogos, ni políticos,
pero queremos manifestar nuestra opinión al respecto desde el punto
de vista de padres. De la experiencia educativa que cada uno de
nosotros hemos vivido con nuestros hijos.
Todos
hemos realizado un periplo por diversos centros educativos
experimentando la integración, o más bien podríamos llamar
“desintegración”, a la que se han visto sometidos nuestros
hijos. Desde ponerlos a dibujar en una clase de matemáticas porque
ellos no siguen o no entienden lo que el profesor está explicando,
no disponer de PT cuando le corresponde porque este tiene que suplir
algún otro profesor que está de baja, compañeros que no les dejan
jugar con ellos porque son “diferentes”… y un largo etcétera
que demuestra la inútil y cruel situación que han vivido cada uno
de nuestros hijos durante varios años.
Cuando
escuchamos frases como “aprenden juntos en las diversas
instituciones educativas regulares con un área de soportes
apropiada” y
después de haber vivido un
cúmulo de calamidades e injusticias no podemos menos que poner
serias dudas al respecto.
Cuando
nuestros hijos han llegado al colegio
de educación especial Niño Jesús del Remedio nos
hemos dado cuenta que existe otro tipo de educación, otras
alternativas diferentes muchísimo
más útiles y que redundan
en el bienestar de nuestros hijos.
Cuando
hemos tenido la oportunidad de experimentar estos dos mundos nos
damos cuenta que la educación inclusiva tiene sentido en preescolar
y si acaso en primaria con muchísimas mejoras a la situación
actual. Pero según crecen en
edad también crece el distanciamiento con sus compañeros y divergen
totalmente las necesidades educativas. Creemos que nadie entendería,
por poner un ejemplo caricaturesco, juntar estudiantes de medicina y
derecho a estudiar en el mismo aula.
Dependiendo del tipo de
discapacidad y grado, las necesidades educativas difieren en gran
medida y no tiene lógica compartir un aula cuando unos tienen que
aprender ecuaciones de segundo grado y otros el manejo del euro (por
ejemplo).
Por
todo lo expuesto, desde la Asociación de Padres del Colegio Niño
Jesús del Remedio y basándonos en la experiencia real de multitud
de familias así como el
bienestar que experimentan nuestros hijos, creemos
firmemente que debe de haber
centros especializados para cada tipo de discapacidad y grados
basados en el desarrollo, no
tanto de áreas instrumentales, sino en lograr el mayor desarrollo
personal posible mejorando habilidades sociales cuyo objetivo final
es la autonomía de los alumnos en todos los ámbitos de la vida.
En
cualquier centro ordinario el desarrollo de las áreas curriculares
se convierte en el objetivo prioritario, dejando
de lado el desarrollo de áreas
instrumentales y otras
habilidades fundamentales para la vida ya
que se considera que los alumnos los
conseguirán a lo largo del
proceso de maduración. Al mismo tiempo los profesionales de centros
ordinarios no cuentan con la formación adecuada a cada discapacidad
para conseguir
el desarrollo de estas habilidades frente a la profesionalización de
los docentes en centros de
educación especial.
Además
consideramos muy importante que cada colegio mantenga el perfil de
discapacidad adecuado no considerándolos un saco donde quepa todo
por las siguientes razones:
- Los alumnos se sienten entre
iguales y se favorecen las relaciones entre ellos.
- Los profesionales elaboran
programas especializados y se avanza en nuevos objetivos.
Y para conseguir todo esto es
muy importante:
-
Realizar una buena valoración
de cada alumno para determinar el tipo de centro específico que se
adecue a sus necesidades.
- Que la adjudicación del
centro de educación especial sea por las capacidades de cada alumno
no por puntos (hermanos, domicilio, etc).
Y
volviendo a una frase del
documento de la UNESCO: “La educación es un derecho, no
un privilegio” consideramos
que el colectivo de discapacitados intelectuales tienen derecho a una
educación específica pensada, diseñada y dirigida a ellos con
el fin de prepararles para una vida digna.
Por
otra parte defendemos y
compartimos el derecho de cada familia a elegir el centro y el modelo
educativo que considere más oportuno en cada etapa escolar y
disponer de una oferta plural y de calidad que de respuesta a las
diferentes necesidades.
Este
manifiesto queremos compartirlo y difundirlo entre
todos los padres, profesionales, entidades y asociaciones de tal
forma que si están de acuerdo con el mismo lo asuman como propio, lo
compartan y divulguen a todos los niveles y autoridades competentes.
APA
CEE Niño Jesús del Remedio
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